Touch, todos estamos vinculados
Touch es una serie del 2012-2013 donde Jake, un niño de once años, con Condición Espectro Autista (CEA), que no habla desde que su madre desaparece en las Torres Gemelas en el 11 de septiembre del 2001, se comunica con su padre a través de series matemáticas i le revela situaciones donde hay que activar alguna ayuda, situación de soledad y desconexión de personas. Es un fenómeno fuera de lo común, como si Jake tuviera una antena para sintonizar una frecuencia numérica que se traduce espiritualmente. El padre (periodista altamente calificado) va tras las pistas que Jake le muestra y gracias a la relación entre las secuencias matemáticas y una “ley” más potente que lo vincula todo, se salvan vidas, se arreglan dramas personales, se reencuentran personas perdidas… de todas partes del mundo. Jake usa dispositivos digitales donde encuentra -ve- estas secuencias y no queda claro si es consciente de lo que muestra, a pesar de ser dramáticamente exigente con su padre para que concrete las soluciones. Jake nunca habla.
La serie tiene dos temporadas de 13 capítulos cada una. Cada capítulo tiene sentido en sí.
Más allá de la serie, se le llama touch al contacto digital entre el usuario y un dispositivo electrónico. Es el tacto contra el vidrio. Nos hemos ido acostumbrando a funcionar dando ordenes a los vidrios fríos de los dispositivos para hallar la ruta más expedita cuando nos desplazamos, realizar llamadas de voz o imagen, poner la calefacción en marcha, encender una cocina u horno, una luz... cualquier cosa. Un material tan quebradizo, frágil y delicado como el vidrio permite dirigir nuestro mundo con un hábil golpe de dedo. El mundo de cada uno, porque los dispositivos son una prótesis.
Los dedos hacen touch y ampliamos las imágenes al nuestro gusto, pedimos información a la carta, sacamos fotos de todo y más, nos grabamos recordatorios, programamos tareas, mensajes… multiplicando nuestras capacidades, otro tema es en bien de qué. En el caso de Jake, es en bien de la humanidad, pero oh! Sorpresa!, los beneficiados desconocen a Jake y todavía más el drama que él, su padre u los más cercanos viven.
Un "touch", no sustituye un abrazo, una sonrisa en directo o la voz que Martin, el padre de Jake, espera escuchar: la de su hijo. En cambio Jake hace que su padre persiga los números misteriosos que llevan la salvación por doquier, confirmando que las tecnologías, son extensión del sistema nervioso central y pueden hacer que el bien se multiplique. Benditos dispositivos, bendita comunicación que nos acerca, bendito pequeño contacto digital que facilita la interacción entre personas y muestra que estamos interrelacionados, a pesar que no siempre unidos, ni comunicados.
Cada vez más cerca de entender que somos una gran unidad.
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