Duermo mucho, no sé qué me pasa!
El 21 de septiembre ha llegado a Chile con cielo azul, bajos grados y en cordillera y precordillera nieve. ¿Será por la tristeza de cumplir cuarenta años desde que el país se ve trizó y todavía está de duelo?, ¿o es por qué desde el 2010, un terremoto cambió el eje de la tierra y nada es como antes?. Seguramente ninguna de las dos cosas podría sostenerse como argumento científico, a pesar que ambas son verdad, tan cierto como que a estas alturas todo el mundo quiere vacaciones, no se sabe mucho por qué.
Hay tantas cosas que no sabemos!, pero hay una que si que sabemos: una de las mejores cosas en la vida es dormir y además es una de las más saludables. Lejos de perder el tiempo, cuando dormimos, nuestro cuerpo se regenera, el cerebro se relaja y restaura y descansamos!, descansamos!
Además de dormir las horas correspondientes cada día, todos necesitamos de vez en cuando hacer pequeñas curas de sueño, desconectar, apagar el despertador, no tener nada que hacer a primera hora del día. Cuando somos pequeños, tenemos sueño porque estamos creciendo y aprendiendo, cuando somos adolescentes, por las hormonas y porque todavía estemos creciendo y aprendiendo y después, porque toda, toda la vida estamos creciendo, procesando, aprendiendo, entomando, envejeciendo, descubriendo, creando, reformulando, recomenzando o bien cerrando, despidiendo, apagando.
Dormir nos desconecta y nos recuerda que somos vulnerables, tal como lo hace el frío, que no lo controlamos o los terremotos que son parte de la vida de la tierra, lo que sí depende de nosotros es la posibilidad de ser mejores, enfrentar las dificultades, pedir perdón y construir un presente más sólido y transparente. Mantener el dolor por cuarenta años es una forma de poder y crueldad.
Hay tantas cosas que no sabemos!, pero hay una que si que sabemos: una de las mejores cosas en la vida es dormir y además es una de las más saludables. Lejos de perder el tiempo, cuando dormimos, nuestro cuerpo se regenera, el cerebro se relaja y restaura y descansamos!, descansamos!
Además de dormir las horas correspondientes cada día, todos necesitamos de vez en cuando hacer pequeñas curas de sueño, desconectar, apagar el despertador, no tener nada que hacer a primera hora del día. Cuando somos pequeños, tenemos sueño porque estamos creciendo y aprendiendo, cuando somos adolescentes, por las hormonas y porque todavía estemos creciendo y aprendiendo y después, porque toda, toda la vida estamos creciendo, procesando, aprendiendo, entomando, envejeciendo, descubriendo, creando, reformulando, recomenzando o bien cerrando, despidiendo, apagando.
Dormir nos desconecta y nos recuerda que somos vulnerables, tal como lo hace el frío, que no lo controlamos o los terremotos que son parte de la vida de la tierra, lo que sí depende de nosotros es la posibilidad de ser mejores, enfrentar las dificultades, pedir perdón y construir un presente más sólido y transparente. Mantener el dolor por cuarenta años es una forma de poder y crueldad.
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